febrero 23, 2007

Arriba, arriba, abajo, abajo, izquierda, derecha, a, b, select, start

Tenía 6 años, 7 tal vez, cuando llego a mi casa por primera vez una consola Atari 2600. Inmaculada. Perfecta. Etérea. Mis horas de experiencia en la materia de videojuego habían sido adquiridas en casa de amigos o las arcadia de la farmacia o la tienda más cercana. Tuve 1 juego únicamente por razones que explicaré en otro post, pero me prestaron más de 100 títulos. Los controles no duraban demasiado. Supongo que la industria del videojuego todavía tenía mucho que aprender. Le pedí a mi padre que me comprara 3 controles durante la vida útil del 2600. Así fue parte de la primaria. A algún amigo le trajeron de Estados Unidos el 7800, cosa que agradecí cuando menos en el par de veces que fui a visitarlo. Me entere que existía otra consola mucho mejor que estas dos. Fue como por ahi de 5° año de primaria. Si mal no recuerdo, en casa del amigo de mi hermano. Era raro no manejar los protagonistas del juego con un joystick sino con un pad. El Nintendo, formalmente presentado como Nintendo Entertainment System (NES), aunque pasó mucho tiempo para volver a usar uno. Después de un par de años y muchas adulaciones, pude conseguir el paquete que contenía la pistola y el tapete. La verdad es que fueron muchos momentos muy, muy gratos. En ese entonces los adultos no comprendían ni un pepino de lo que significaba. No entendían, y como todo lo que no se entiende da miedo buscaban muchos pretextos para que pasáramos menos tiempo frente al televisor. Recuerdo muchos de los mitos que salían al respecto: ¡¡Te van a dar ataques epilépticos!!, ¡¡Te vas a quedar idiota!!, ¡¡Eso se va a acabar tu vista!! ¡¡los videojuegos consumen mucha luz!! Increible. En algún punto de la secundaria salió a la venta el Super NES. Para entonces México ya ocupaba un lugar dentro de los 10 principales consumidores de videojuegos del mundo y mientras esto acontecía, en la secundaría medio mundo se preocupaba por tener novia o exprimirse los barros. Yo me preocupaba más por mi proyecto de ciencias y las playboys. Nunca fui de los que quisieran tener novia en la secundaria, pero eso no significa que no me gustaran las mujeres. Simplemente mis prioridades no eran esas y mis hormonas no fluían en cantidades industriales como con muchos de mis compañeros. Era deportista y el basquetbol era lo que más practicaba. Aún así era gordo . Más que ahora. La música empezaba a tomar otro sentido. Empezaba a conocer a The Cure y desafortunadamente a U2. Digo desafortunadamente porque su mejor época ya había pasado. Era el año de 1992 y con 5 años de estar a la venta el Joshua Tree la gente seguía escuchando "With or without you". Ahhhhhhhgggghhh. Afortunadamente llegaba el grunge para salvarnos y Nirvana refrescaba el ambiente con el Nevermind desde finales de 1991. ¡¡¡¡¡Aaaaaaaaaaahhhhhh !!!!! huele a teen-spirit. En ese entonces salieron a la venta los Use your illusion I y II de Guns and roses. Terminador 2 abarrotaba los cines y cómo no lo iba a hacer con semejantes efectos visuales. Aunque el GTI llevaba en el mercado desde el 89, en el 92 salio una versión con 16 válvulas. No recuerdo algún otro auto en México con 4 válvulas por cilindro de ese entonces y este tipo de detalles fueron los que me hicieron caer en la cuenta que la imagen que se tiene de los gringos es más falsa que Lorena Herrera. Fue la misma época en que cayó en mis manos “La droga que refresca” y el “Manual del perfecto ateo” de Rius. Empezaba a valorar otro tipo de cosas en la vida. Por ese entonces Michael Jordan empezaba a hacer de las suyas con los toros y a mi me hacia suspirar "la innombrable". Cuanta nostalgia rebosa en mi ser al recordar parte de los inolvidables 90. Entre música, playboys, amigos y las combinaciones para lograr 50 vidas en los videojuegos: arriba, arriba, abajo, abajo, izquierda, derecha, a, b, select, start.

1 comentario:

Fuera de lugar dijo...

Vaya Carlos, ahora sí que me has hecho recordar mi adolescencia también, aunque con menos videojuegos y más colorete en la cara, un fleco extremadamente encopetado y la seguridad por los suelos. Bien dicen que recordar es volver a vivir.
Un abrazo bien fuerte!
Liz