¡OUCH!

¡¡ El sábado pasado me pegaron !! No tan textual. Estoy hablando del auto. Un vecino que, resulto ser muy cordial, no se fijo al avanzar en reversa y... ¡Zaaz!. Abollón a la salpicadera y defensa trasera. Debo confesar que me moleste muchísimo sobretodo porque es la segunda ocasión que en el estacionamiento de la unidad donde vivo me pasa lo mismo. ¿Por qué no voltean para atrás antes de avanzar? Es increíble que un bulto de más de 4 metros de largo y cerca de 1.7 de alto ¡ no se vea!. Preguntome yo, ¿y si fuese un niño? En fin. Salgo presto rumbo a Santa Fe para acudir a mis labores académicas y no se si era la fase de la luna o simplemente Murphy pero me paso de todo. Sobre Legaria una mujer se detiene, para bajar a una persona, ocupando ¡dos carriles! (¡¡¡y era un vocho!!!). “Será pendeja o se habrá caído de chiquita” me pregunte. Alguien debería explicarle a mucha gente, incluyendo a ésta tipa, que las luces intermitentes no son un permiso temporal para hacer pendejadas. Y en el mejor de los casos ojalá y fuera temporal. Cerca del Cotsco de Polanco unos vagones del tren obstaculizaban seriamente la calle; acceso a Avenida Palmas... oh-mai-god... nunca, y hablo en serio, nunca habia visto tanto tráfico sobre palmas en la mañana. ¿la razón? Simple y sencillamente el titiritero que rige nuestras vidas, el sábado, movió con ira mis alambres.